No hay persona a la que le gusta entrar en un vehículo que está recalentado por el sol, pero no es una cuestión de bienestar únicamente por lo que debemos evitarlo, sino por nuestra seguridad especialmente.
Por más calidades y prestaciones que tenga un vehículo, cuando se expone al sol se calienta, pudiendo llegar hasta los 70 grados, haciendo que sea casi imposible permanecer en su interior en los primeros minutos hasta que comienza a enfriar el aire acondicionado.
Además del molestar debido al golpe de calor que nos encontramos al entrar en el vehículo existen otros otros efectos negativos a tener en cuenta:
- El primera y quizás mas importante es el aumento del riesgo de sufrir un accidente. Sabemos que los trayectos cortos pueden ser los más peligrosos, y que debido al calor se reacciona hasta un 20% más lento. Este riesgo equivale a ponerse al volante con una tasa de alcoholemia de 0,5 gramos por litro de sangre.
- Los materiales plásticos que se encuentran en el salpicadero, las puertas, juntas, tapicería y demás piezas del automóvil sufrirán un mayor envejecimiento y cristalización debido a los grandes cambios de temperatura que han sufrido y la exposición solar.
- Por último, si quedaran restos de benceno en un vehículo recién salido de fábrica (aunque no es muy probable) se aumentarían hasta 40 veces los niveles de Benceno en el interior del vehículo recalentado, siendo esta una toxina que afecta al riñón y el hígado.
Por todo ello es recomendable que nuestro vehículo esté a una temperatura de confort cuando vayamos a iniciar un trayecto, ya sea aparcándolo en un sótano, bajo una sombra, o usando reflecar.